Lo que sigue fue escrito por un compañero en Ecuador que comparte las perspectivas de la TCI – la necesidad de una línea divisoria entre el comunismo revolucionario y su falsificación, sea estalinista, maoista, trotskyista o una de las muchas variaciones que al fin y al cabo solamente sirven para atar la clase obrera a sus explotadores...

América Latina es un continente que en conjunto posee un escaso desarrollo industrial. Dentro de su movimiento obrero se desarrolló tradicionalmente el estalinismo que casi es la única vertiente que muchos veteranos militantes conocen. La izquierda del capital participa activamente llevando al proletariado a posiciones legalistas, electoralistas, la mayoría de las veces en alianza incluso con sectores patronales, reencarnando el policlasismo característico de la Tercera Internacional.

Una de las corrientes burguesas más afamadas es el peronismo, en la Argentina, al que en el imaginario de la demagogia populista cada corriente lo pinta de distintos colores. Muchos grupos intentan beneficiarse del mito de Perón, al que se lo ve como el Non Plus Ultra de la justicia social "para el pueblo". En este corto texto se aborda el tema del peronismo, se lo desmitifica en su verdadero carácter reformulador del Estado capitalista y se identifica su carácter reformista burgués. Mezcla de Keynesianismo, socialdemocracia y fascismo, se pone de relieve que el "revolucionario" Perón tuvo nexos con el nazi fascismo alemán del que fue a la postre aliado, junto al Vaticano, que jugó un papel destacado protegiendo y ayudando a escapar a miles de nazis luego de la Segunda Guerra Mundial.

Perón no era marxista. Lo que Perón hizo fue ejecutar un plan único de reformas dentro del capitalismo y no una crítica a éste. Construyó el capitalismo de Estado exitosamente y el secreto de su pegada con los sectores laborales fue que estableció reglas claras en la relación obrero patronal hasta donde el sistema se lo permitía. Fue un tipo con una visión política audaz y avanzada pero dentro del capitalismo. Desde ese punto de vista se puede decir que es un caso único, sin duda, en este continente, comparable exclusivamente al de Lázaro Cárdenas en México y en cierto modo al de Velasco Alvarado en el Perú. Pudo hacer avances más grandes que Salvador Allende en su política de nacionalizaciones y estatizaciones porque en ningún momento se supuso que representaba una amenaza para el sistema con su plan de reformas ya que se sabía que no era marxista. Con Allende fue distinto porque advino al poder en medio de la alharaca marxistoide que asustó a toda la derecha mundial. En realidad, con matices distintos, Allende se proponía hacer algo muy similar a lo de Perón, basado en la concepción socialdemócrata que es la que se implantó en definitiva en todos estos casos citados. Y en nada de ello hay una gota de marxismo aunque los partidos comunistas estalinistas hayan apoyado con entusiasmo estos experimentos reformistas. En Ecuador el gobierno de Correa no ha hecho ni de lejos reformas al estilo Perón, para nada. En absoluto. Sin embargo, se autodefinía pomposamente como "socialista del siglo XXI". Perón que en ningún momento fue una amenaza para el capitalismo pudo hacer reformas como las que hizo porque jamás salió con el cuco de que era marxista ni nada parecido. Por el contrario, recordemos su postura de simpatía por el eje Hitler-Mussolini, y el hecho de que concedió pasaportes a cientos de nazis que escaparon a Argentina, en donde obtuvieron empleos en el sector productivo estatal ya que, por venir de un país capitalista desarrollado, en donde también se había hecho estatizaciones radicales, tenían una experiencia que fue útil al modelo económico peronista.