Una introducción a la política de la Organización de Obreros Comunistas

Prólogo

Hoy en día, la clase obrera, no solamente en Bretaña, enfrenta uno de los transtornos más grandes de la historia. Los capitalistas por todas partes están tratando de restaurar las tasas de ganancia. restructurando industrias enteras e implementando innovaciones tecnológicas y bajando los salarios, intentan mantener la competividad en un mercado cada vez más internacional y vicioso.

A la vez la clase capitalista mundial se ha servido de la caída del Estalinismo para reforzar sus campañas en contra de la clase obrera: intenta desprestigiar la idea misma del comunismo y desmoralizar a los obreros para que crean que no vale la pena luchar. Pero, la credibilidad de la propaganda capitalista sigue enfrentando los hechos de la existencia material de la masa de la humanidad.

El veinte por ciento de la población de los llamados países capitalistas avanzados viven en la destitución y miseria por causa del desempleo.

Solamente en Bretaña, por lo menos un quarto de la población vive bajo el nivel oficial de la pobreza. Una parte cada vez mayor de la población es malnutrida o hambrienta, mientras que los granjeros cultivan tanta comida que tiene que ser destruída a próposito. A la vez la producción capitalista por ganancia está destruyendo los recursos naturales del planeta de una manera insostenible.

Nada de esto es un accidente, ni un "Acto de Dios". Es el resultado directo de la manera en que el sistema capitalista se reproduce. Hace 150 años casí, Karl Marx escribió que el capitalismo entra en el mundo sudando "sangre de cada poro". El trabajo de niños, exclavitud y barrios pobres ayudaron a conseguir ganancias sin igual por los dueños del capital. Pero los horrores de la industrialización temprana no son nada comparados con el genocidio, las guerras y las hambrunas que el capitalismo causa hoy en día. La lucha por la conciencia comunista depende antes que nada en una comprensión de la verdadera naturaleza del capitalismo moderno y que los revolucionarios "comprendan la dirección, las condiciones y los resultados generales y últimos del movimiento proletariano" (Marx, el Manifiesto Comunista)

Si hoy la Organización de Obreros Comunistas tiene que nadar contra la corriente política, separada de la mayoría de la clase obrera, no cabe duda que la realidad material de la vida bajo el capitalismo fornece la base para un cambio. También, no cabe duda que ahora estamos mejor preparados políticamente para demostrar "la dirección" a la clase obrera. Nuestra política no solamente resulta de nuestros propios pensamientos. Tampoco son fórmulas para aprender y repetir de memoria. Las ideas que defendemos se basan en la pelea histórica de la clase obrera internacional para escapar de la explotación capitalista durante el último siglo y medio. Estas luchas han contribuído mucho para clarificar tanto la naturaleza de una sociedad comunista del futuro como las organizaciones necesarias para que la clase obrera pueda conseguirla. No tiene absolutamente nada que ver con la herencia Estalinista que se disolvió en la Unión Sovietica.

Nuestra herencia se deriva de las tendencias revolucionarias de la historia de la clase obrera, comenzando con la Liga Comunista de Marx hasta la Tercera Internacional que se construyó sobre el triunfo de la Revolución de Octubre en Rusia, 1917. Se continuó con las minorías de la Izquierda Comunista que pelearon la degeneración de la Revolución dentro de la Unión Sovietica y la Internacional durante los años veinte. En consecuencia, la Organización de Obreros Comunistas (OOC) siempre se ha opuesto a las corrientes Trotskyistas y Estalinistas que son los productos de la contra-revolución en Rusia. Eso es también el porque podemos proclamar con confidencia que la caída del Estalinismo no representa la menor perdida para la clase obrera.

Como internacionalistas la OOC participó en la serie de conferencias internacionales llamados por el Partido Comunista Internacionalista de Italia (Battaglia Comunista) entre 1977 y 1980. En estas conferencias fuimos convencidos de la validez del método y las posiciones que los comaradas italianos han evolucionado y defendido desde su fundación en 1943.

En 1983 las dos organizaciones formaron el Buró Internacional para el Partido Revolucionario alredor de una plataforma común. Hoy en día, esto continua coordinando los esfuerzos internacionales de las dos organizaciones. El Buró es para el Partido, pero no pretende ser el Partido. La creación del Partido Internacional del futuro requiere más que un esfuerzo de voluntad.

Antes de que los medios de desplazar al presente sistema podrido y remplazarlo con una sociedad sana se presenten; esa clase explotada universalmente, el proletariado, antes que nada, tendrá que, volver a pelear en masa sus propios intereses. Cuando lo haga, intentamos estar en una posición donde sea posible escucharnos. Es por eso que el Buró Internacional intenta apoyar el desarrollo de nucleos fuertes, potencialmente partes constituyentes de un Partido internacional y centralizado del proletariado. Para cualquier persona que quiera ayudar a la humanidad a salir de su situación presente no hay alternativa porque una cosa es cierta: todo lo que el capitalismo puede ofrecer es un futuro de más crisis, más destrucción del ambiente, más miseria humana y más guerras, finalmente una tercera guerra mundial.

Socialismo o Barbarie. No hay tercer camino.

Capitalismo. Las contradicciones básicas del sistema

La base material de la producción capitalista es la explotación de trabajo asalariado por los capitalistas, o la clase burguesa, quienes controlan los medios de producción. La clase obrera recibe, en forma de salarios, una parte solamente del valor que crea su trabajo. El resto se lo apropian los capitalistas y lo usan como quieren. Ya sean los medios de producción en manos de dueños privados o en manos del Estado, es este valor apropiado que fornece las ganancias de los capitalistas.

La contradicción central del capitalismo es entre la naturaleza social de la producción misma y el control de los medios de producción por una sección de la sociedad. Aunque el capitalismo estuviera detrás del estallido de una producción conocida como la revolución industrial, esto no ocurrió del deseo del capitalismo para mejorar el bienestar de la mayoría de la humanidad. El capitalismo no existe para satisfacer necesidades. Existe para producir ganancias.

Para el capitalismo, producir bienes útiles, no es importante, sino producir comodidades que se vendan para ganancias cada vez mayores. Así es que los capitalistas tienen que revolucionar constantemente los medios de producción. Tienen que invertir una parte del plusvalor en nuevo capital constante (las máquinas, los edificios, las materias primas, etc.) que a su vez, les permite explotar más completamente al trabajo asalariado ( por despedir algunos y aumentar la productividad de otros) Esto permite al negocio capitalista aumentar su propia tasa de ganancia sobre lo medio.

La tasa media de ganancia se determina por la relación entre el plusvalor y la totalidad del capital invertido. Aumentando el capital constante a costo del capital variable (salarios), solamente aumenta la composición orgánica del capital ( a relación entre capital constante y capital variable) Puesto que el plusvalor solamente puede producirse por el trabajo vivo, esto, en realidad, disminuye las tasas de ganancia de los capitalistas. No significa que el volumen de las ganancia se disminuye automáticamente, sino que el capitalismo en total siente una tendencia de una baja de la tasa media de ganancia.

El método principal del capitalismo para superar esto, es aumentar el volumen de comodidades producidas a precios cada vez menores para ganar más ventas y mantener ganancias. Este proceso produce una lucha de competencia entre los capitalistas. También causa las crisis periódicas del sistema capitalista. Cuando los capitales débiles (generalmente más pequeños) tienen plusvalor insuficiente para capitalizar otra vez su inversion, o se hundan o sus rivales más fuertes toman posesión de ellos. En el siglo pasado, esto ocurrió en intervalos regulares, aproximádamente cada diez años.

Estas crisis producieron una devaluación del capital y por consequencia una baja de la composición orgánica que permitió que los capitales sobrevivientes pudiesen recomenzar y extender el proceso de acumulación.

La producción capitalista se hizo cada vez más concentrada y centralizada. La busca de materias primas baratas y la inversión en lugares menos desarrollados (lugares con una composición orgánica menor del capital) compensó la baja de la tasa de ganancia, engrandeció el mercado mundial e hizo internacional el modo capitalista de producción hasta que, a principios del siglo, hubiese producido una economía internacional.

Hacia finales del siglo XIX la competencia entre capitales comenzó a adoptar una forma nueva. Los grandes monopolios capitalistas y conglomerados de capitalistas bancarios dominaron cada vez más la producción. Esta concentración y centralización cada vez mayor del capital, los problemas sociales producidos por la lucha de clases, y la necesidad de defender el capital nacional producieron la tendencia al aumento de la regulación estatal de la economía capitalista desde los años últimos del siglo XIX en adelante (las tarifas aumentaron enormemente en las dos últimas décadas del siglo) El capitalismo había empezado su vida por romper las barreras feudales y los controles estatales, y por adoptar las ideas de Laissez faire. Pero esto ya fue anticuado.

La competencia capitalista cambió del nivel de la compañía a la competencia entre estados nacionales. Además de entrar en la regulación de la economía nacional, el Estado usaba con frequencia cada vez mayor la fuerza militar para abrir las fuentes de materias primas y mercados. En breve, el capitalismo entraba en la época del imperialismo.

El imperialismo es la étapa que el capitalismo Estatal alcanza cuando la composición orgánica del capital es tan alta que el acceso a materias baratas y las oportunidades para exportar capital a los países con una composición orgánica menor son necesarias para mantener la tasa de ganancia en los centros capitalistas. Así es que el imperialismo no es solamente una política que los capitalistas pueden cambiar como quieren.

Originalmente el imperialismo se caracterizó por las tarifas altas, la busca de colonias, "un lugar bajo el sol". De hecho, Lenin fue convencido que las colonias eran tan importantes por el capitalismo que pronosticó que la decolonización produciese la Revolución.

Sin embargo, el fin pos-guerra del colonialismo en Africa y Asia no resultó en Revolución sino en el nuevo maestro imperialista, Los Estados Unidos, y una forma nueva de imperialismo, que unos llaman el neo-colonialismo. Lo que sea su nombre, el hecho es que los viejos poderes imperialistas abandonaron el precio militar del imperialismo. Fue más eficiente por el capital bancario usar préstamos y "ayuda" para mantener su posición de fuerza en la economía mundial e impedir el nacimiento de rivales nuevos. Los métodos que los países metropolitanos (1) emplean para alcanzar su dominación son varios, pero la burguesía de los países periféricos (2) tienen que entrar el orden ya existente del imperialismo.

Los capitalistas no tienen acceso a las mismas cantidades de capital como sus rivales capitalistas más fuertes, pero les motiva la misma necesidad de realizar ganancias mayores. Al final, todos juegan el mismo papel en explotar sus propios proletarianos (por medio del capital invertido en depósitos de los gobiernos del Oeste) como los otros miembros de la clase burgués mundial.

El resultado inevitable del imperialismo es la guerra: la continuación de la competencia económica por métodos militares. Una crisis como la del siglo XIX ya no devalúa el capital suficiente para permitir otro ciclo de acumulación. Solamente la destrucción enorme como la guerra mundial puede alcanzarlo. Es esto la verdadera función material de la guerra mundial de nuestros días. Claro que los capitalistas no escogen la guerra por este motivo pero, además de las razones políticas o estratégicas, el motivo fundamental para la guerra se encuentra en la naturaleza de la misma competencia capitalista. Como hemos explicado, el imperialismo es la competencia capitalista a nivel internacional.

Esto quiere decir que el capitalismo ya se encuentra atrapado dentro de un ciclo infernal de crisis que conduce a la guerra (como la competencia intensificada); que produce la reconstrucción (como resultado de la baja de la composición orgánica por causa de la devaluación), que conduce a la crisis (cuando aumenta la composición orgánica otra vez).

Durante las guerras mundiales, la devaluación del capital se alcanza por medio de la destrucción en grande del equipo industrial y el agotamiento de las máquinas ya existentes permitido por la pausa en la competencia económica e internacional. Una devaluación de este tipo permite que la acumulación se desarrolle otra vez. La necesidad de estas guerras para mantener la salud del sistema es una demostración que el papel progresivo del capitalismo ya está terminado. La prueba decisiva de esto fue la Primera Guerra Mundial.

La crisis económica empezó con la devaluación del dolar por los Estados Unidos. Esto fue una demostración que la sobre-acumulación había ocurrido una vez más en el sistema capitalista mundial. La crisis ya se hace la más larga desde la Gran Depresión de 1873 -96 como la crisis anterior, han pasado olas pequeñas de prosperidad e hundimientos cada vez peores. Como la crisis anterior, prepara el terreno por rivalidad imperialista y sistemas de alianzas en competición, cada uno queriendo hacer cargar el peso de la crisis a sus enemigos. Hasta ahora, la clase capitalista ha logrado manejar la crisis para impedir revueltas sociales importantes o una falla económica total del sistema. Esto ha resultado en la deuda creciente de Estados que amenaza la parálisis del sistema entero. La necesidad por todos los estados de cortar esta deuda explica la baja enorme de apoyo a la industria y a los programas sociales, medicales e educacionales. El capitalismo no ha logrado ni gastar ni cortar un camino fuera de la crisis estructural de la acumulación.

Otro factor es que el proceso de concentración y centralización del capital ha alcanzado niveles globales en vez de Estatales. El Estado capitalista no tiene capital suficiente para defender sus propios territorios por medio de las nacionalizaciones o subsidios. En lugar de medidas autónomas, el Estado capitalista ha tenido que desarrollar condiciones para atraer inversiones adentro por las enormes corporaciones transnacionales que controlan movimientos del capital cincuenta veces más grandes que el producto grueso doméstico (PGD) total del mundo. La globalización ha causado que el Estado capitalista ha tenido que abandonar sus esfuerzos para apoyar la industria no productiva que ha apoyado durante los últimos cuarenta años. Así es que el desempleo se ha aumentado y han bajado los salarios. El rasgón en la fábrica social significa que el capitalismo ya está imponiendo barbarismo en áreas cada vez más grandes aún antes de su propia respuesta a la crisis económica.

El capitalismo estatal

1914 señaló el hecho que el capitalismo había entrado en su época de "parasitismo y podredumbre" (Lenin). Esto ocurrió porque la centralización y la concentración del capital ya amenazaba sectores importantes de unas economías nacionales. Así es que el Estado tuvo que intervenir no solamente en el exterior (el imperialismo) pero también en el interior para manejar los peores efectos sociales y económicos del sistema. Este capitalismo Estatal, como el imperialismo, ha pasado por varias etapas, pero el factor común es que el Estado juega un papel esencial en la acumulación, impensable durante el siglo XIX. Tarifas ampliadas (el proteccionismo) y unas formas limitadas de pensiones y seguro nacional (el llamado "Socialismo Estatal") fueron formas tempranas del capitalismo estatal, pero mientras que la amenaza económica de la tendencia cada vez más global hacia la igualación de la tasa de ganancias amenazaba las "alturas imperantes" de cada economía nacional, la intervención del Estado se ha hecho más importante. Esto se acentúo más después de la Revolución de Octubre en Rusia de 1917. La Revolución de Octubre prometió una sociedad nueva dirigida por los obreros por medio de sus propios "sovietes" o juntas. La isolación de la Revolución Rusa dentro de un sólo país donde la clase obrera fue solamente una minoría de la sociedad significó que la promesa nunca se cumplió. Aunque fuese abolida la propiedad privada, nunca la convirtieron en la propiedad socializada, sino en la propiedad nacionalizada. Las categorías capitalistas tal como el trabajo asalariado, el dinero y la explotación continuaban a existir.

Una nueva clase explotativa basada en los elementos ambiciosos del Partido Comunista ya degenerada dominó una nueva forma de explotación capitalista. El mito que la USSR fue "socialista" y que la nacionalización se igualó al socialismo ya se hizo la ilusión de la época. Solamente la Izquierda Comunista llegó a comprender que la USSR simplemente representó una forma nueva del modo capitalista de producción.

La idea que el Estado podía arreglar los problemas de la economía capitalista causó más intervención Estatal en el bloque occidental después de 1945. La introducción de sistemas de bienestar tenía la intención de impedir la lucha de clases para una sociedad nueva, mientras que las nacionalizaciones o los subsidios de industrias importantes en peligro de colapso fueron consideradas como necesarios para la sobrevivencia de cada poder capitalista importante. Sin embargo, el proceso de la acumulación del capital no terminó aquí, y cuando la crisis del ciclo de acumulación apareció otra vez en los años setenta, esta vez tomó la forma de una crisis del mismo Estado Capitalista.

La crisis economica

La contradicción entre la capacidad técnica del capitalismo para satisfacer las necesidades de todos y su movimiento hacia la guerra, muestra que las necesidades del sistema ya no corresponden con los intereses de la humanidad. Basándonos en este análisis materialista, argumentamos que el sistema capitalista ya es un impedimento a la satisfacción de las carencias de la población mundial.

El ciclo capitalista de acumulación ya se hizo un ciclo de guerras. No importa cuanto los capitalistas intenten evitar los efectos de la crisis, no importa cuanto pospongan sus deudas, el día de la retribución de la crisis económica tiene que venir. Hoy en día, vivimos en la parte final del tercer ciclo de acumulación capitalista del siglo. La crisis económica que comenzó hace más de veinte años es una preparación para desastres más generales de mañana. Si al sistema capitalista le está permitido desarrollarse sin recusación o competencia o demanda, conducirá a la guerra mundial y barbarismo. Así es que el Comunismo no es solamente "una buena idea", pero también una necesidad material para la humanidad.

El comunismo

Los apologistas de la clase dirigente se tuerzen las manos por causa de los horrores que produce el capitalismo monopolista, pero vuelven a declarar que no hay posibilidad de una alternativa. Los Revolucionarios Marxistas, basados en la historia total del desarrollo humano y en las luchas sucesivas entre clases, pueden exponer esta mentira. Es posible salvar a la humanidad de los horrores y miserias de este sistema social decadente... pero solamente si se destruye este sistema y se sustituye por un sistema basado en las necesidades humanas en lugar de la explotación.

Un sistema así, es la única alternativa al capitalismo mundial, solamente puede ser creado por la revolución obrera internacional. Este nuevo sistema es la esperanza de la humanidad, le seguiremos llamando Comunismo, a pesar de la difamación por sus enemigos abiertos, y la falsa representación por los que han malversado su nombre.

Aunque las revoluciones del pasado solamente hayan substituído una forma de explotación por otra, la Revolución Comunista será la primera que abolirá toda explotación y opresión. Esto es porque la clase obrera, como la única clase productiva colectiva, solamente puede librarse por medio de la abolición de todas las clases.

El comunismo significa la destrucción del Estado capitalista y el fín de todas las fronteras nacionales, la abolición del dinero, trabajo asalariado y producción de comodidades.

El comunismo es la abolición de la propiedad privada en el sentido del control sobre los medios de producción de una clase especial de personas.

La posesión privada de los medios de producción ya puede ser abolida solamente por su transformación en propiedad socializada, la propiedad de toda la sociedad en una sociedad de productores libres controlando esos medios de producción. Así es como el comunismo muestra la liberación de la clase obrera de las condiciones de explotación. Esta liberación solamente puede ser la tarea de la misma clase obrera.

El camino hacia el comunismo: la clase obrera

Mientras que las contradicciones del sistema capitalista traen una crisis después de otra, el sistema capitalista no se derrumba por su propia cuenta. La destrucción del sistema capitalista solo puede ser cumplida por la clase explotada por todas partes: la clase obrera. Por "clase obrera" no queremos decir simplemente la clase de producción manual tan amada por los dinosaurios del viejo Movimiento Laborista. Para nosotros, todos los obreros asalariados cuyo trabajo toma las formas de la producción de la fábrica (repartido, racionalizado, enajenado) pueden ser llamados miembros de la clase obrera. Esta clase es un elemento indispensable del modo capitalista de producción.

Como dijo Marx "El trabajo asalariado engendra el capital, el capital engendra el trabajo asalariado". Pero a la vez la clase obrera, como la clase productiva y collectiva que mpartido por su burguesía, con sus apartamentos en Nueva York, sino por el proletariado de Gaza y la zona oeste (West Bank). Sus verdaderos intereses no se cumplen por remplazar a sus explotadores Israelitas por explotadores Palestinos sino por unirse con obreros de todo el mundo para acabar con toda explotación y con esto toda opresión nacional. Esto aplica a tales situaciones trágicas por todo el mundo. Animar a la clase obrera de algún lugar a tomar parte en movimientos nacionales significa animar a los obreros a morir en el servicio del capitalismo.

En un sentido más profundo, estas luchas no son anti-imperialistas. En primer lugar, para alcanzar eficiencia militar, tienen que buscar el apoyo de un poder imperialista. La guerra en Vietnam trajo el sufrimiento increíble para el pueblo de Vietnam pero solamente pudo pelear contra los Estados Unidos con el apoyo del imperialismo Ruso. En segundo lugar después de la lucha militar, los Estados ya "liberados" no pueden apartarse de la red de relaciones imperialistas que constituyen la economía mundial. Hoy en día ningún Estado puede desarrollarse independientemente, y, no importa la debilidad de su economía, tiene que someterse a las exigencias de la competición capitalista en el mercado mundial. Otra vez, la Vietnam "independiente" no pudo escoger; tuvo que estar cerca de los inversionistas del Occidente y aceptar las demandas del Fondo Monetario Internacional.

En cuanto a los que pretenden que Marx apoyó ciertos movimientos de independencia, o que Lenin apoyó una política de auto-determinación respondemos que este tipo de "Marxismo" mecánico no es Marxismo para nada. Marx escribió en una época en que pudo ver que el capitalismo desarrolló una clase obrera, tecnología nueva, las máquinas y el pensamiento científico. Todo lo necesario para hacer posible el comunismo. Como resultado, Marx y Engels apoyaron unos movimientos nacionales donde pensaron que acabarían con las estructuras sociales feudales y otras estructuras pre-capitalistas. Esto fue la base para un campo nuevo de desarrollo capitalista.

En esta etapa ascendiente del capitalismo, fue posible que nuevas naciones independientes capitalistas apareciesen, engrandeciendo así la base de la formación de la clase obrera, los sepultureros del capitalismo del futuro.

Sin embargo, desde la abertura de la actual etapa imperialista de dominación del planeta, ninguna formación independiente es posible. Fue Luxemburg, no Lenin, quien comprendió mejor esta realidad a pesar de su analisis equivocado de las raices del imperialismo. El desarrollo más amplio del capitalismo de este siglo sólo subrayó la verdad de la posición de Luxemburg respecto a la pregunta nacional. Lenin había esperado que la lucha política de las naciones coloniales provocarían una crisis enorme del sistema. En realidad esto no ocurrió porque cuando llegó el fin del colonialismo, sencillamente acabó con el costo militar del imperialismo. No cambió las relaciones económicas.

En muchos casos, el fin del colonialismo fue una parte de la lucha entre imperialistas puesto que los Estados Unidos obligaron que los poderes imperialistas más viejos lo hiciesen, después de su nacimiento como el poder imperialista dominante después de 1945.

En verdad, en la época del imperialismo podemos decir que ningdn poder imperialista es independiente puesto que todos los Estados son parte de una jerarquía imperialista en que sólo hay grados de dominación. Los Estados en la periferia del sistema ocupan el lugar más débil. Aquí la burguesía local se servirá de la retórica "anti-imperialista" (nacionalista) para ocultar el hecho que se han hecho una parte integral de la dominación mundial capitalista de la clase obrera.

El único camino seguro a la liberación de los obreros del mundo es por la guerra internacional de clases, no por medio de apoyar una pandilla burgués de liberación nacional. El objeto del proletariado es la abolición de cada Estado nacional y cada frontera.

El racismo

El racismo no pertenece solamente al capitalismo. Sin embargo, tiene una función importante para el modo capitalista de producción. Sirve para dividir a la clase obrera. A diferencia de los capitalistas que compiten constantemente entre sí, la clase obrera mundial no tiene razón material para tales divisiones. Bajo el capitalismo, la clase obrera ha sido una clase de migrantes, arrancada constantemente para fornecer la labor de este modo de producción, no tiene derechos de propiedad en ningún país, y como resultado, siempre se opone a intereses nacionales. Como dijo Marx en el Manifesto Comunista, "los obreros no tienen país"

A pesar de la creciente internacionalización del capitalismo, la clase capitalista sigue siendo la clase nacional. Es dueño de la propiedad, los medios de producción, en cada Estado y a causa de esta posesión de la propiedad, dominaban el Estado nacional para extender la explotación del labor, el Estado capitalista se sirve del nacionalismo y racismo para dividir a la clase obrera. Esto tiene la tendencia de prohibir que los obreros peleen con toda su fuerza unida contra el Estado capitalista. Las divisiones de raza, religión y nación causan que los obreros pelean por las migajas de la riqueza enorme que fornece en masa por la clase capitalista. Es la tarea de cada comunista pelear contra el racismo. Sin la unidad de clase y solidaridad, la clase obrera no es nada. Sería incapaz de destruir un sistema que constituye un obstáculo a la satisfacción de necesidades básicas de cada ser humano del planeta.

Así es que peleamos contra el racismo con la base de la unidad de la clase. No aguantamos los esquemas arrogantes y reformistas de los llamados "multi-culturistas" (quienes, en realidad, complacen las prácticas reaccionarias religiosas y sociales) No peleamos al lado de organizaciones que se sirven del problema para obtener reclutas, ni suplicamos al Estado Capitalista que reforme sus prácticas racistas. Esto sería utópico dado que el Estado democrático capitalista instrumenta el racismo.

Ni participamos en las campañas anti-fascistas. Estas son diversiones reaccionarias para mobilizar a los obreros tras sus gobiernos en la guerra imperialista. Por medio de apoyar una forma de dominación capitalista (la democracia) contra otra (el fascismo) los anti-fascistas constituyen un obstáculo a la emancipación de todos los obreros. En fin, aunque sea necesario defender los barrios de la clase obrera contra el ataque racista, la derrota final del racismo sólo puede ocurrir con la derrota del Estado Capitalista. Bajo el comunismo, las relaciones de una jerarquía basadas en la raza o nacionalidad, serán anticuadas. No habrá una "lengua oficial" que crearía un grupo artificialmente dominante

La opresión de mujeres

La opresión de mujeres no pertenece sólo a las sociedades capitalistas, pero al capitalismo moderno tiene sus propios modos de expresarla. Bajo el pretexto de liberación sexual, la sexualidad de mujeres se trata cada vez como una comodidad para fornecer ganancias: de las formas más o menos aceptadas por la sociedad como la publicidad a las formas más obvias como la pornografía y la prostitución. En Bretaña, después de más de veinte años del Acto de Salarios Iguales, las obreras todavía reciben, en terminos medios, una tercera parte menos que los hombres que trabajan.

Además, mientras que la crisis económica se hace más dura, la posición relativa de las obreras se hace peor, no mejor. Las mujeres casadas son las primeras en desaparecer de las cifras de desempleo, mientras que un aumento de trabajo inseguro, malpagado de medio-tiempo está programado como "lo que buscan muchas mujeres".

Esta situación regresiva para las mujeres que trabajan muestra un hecho muy fundamental. Esto es que los logros alcanzados por las mujeres en los años después de la Segunda Guerra Mundial fueron victorias efímeras que se debían más a la prosperidad pos-guerra que al llamado movimiento de mujeres (que apareció como una respuesta al papel cambiante de mujeres en lugar de una causa de esto). En un sentido más amplio también, la crisis económica provoca una reversión de tendencias previas: considere la campaña ideológica para "un regreso a valores familiares" que pertenece ciertamente, no sólo a la derecha capitalista. Un cambio no tan sutil de la ideología dominante está en proceso mientras que los burgueses de todas partes buscan una reducción del costo del bienestar Estatal y encuentran víctimas propiciatorias por el aumento de crimen y derrumbamiento social que es una parte integral de la caída económica.

Así es que, aunque el capitalismo haya creado la base para la liberación de las mujeres, permitiendo que las mujeres tengan acceso al mundo de trabajo social y la vida civil por lo general, su opresión no puede ser sobrevencida dentro de las relaciones capitalistas. Esto es no solo porque los avances hechos por las mujeres se corroen con tanta facilidad durante la baja del ciclo de acumulación, pero porque, al fondo, la raíz de la opresión de las mujeres se encuentra en la familia, la última bastión de las relaciones de propiedad burgués. Quizá sea más fácil obtener un divorcio, y los jueces puedan modificar unos de los aspectos más conspicuos de la familia burgués (por ejemplo, admitiendo la posibilidad de la violación dentro del matrimonio): las parejas que viven en union libre, la ley burgués lo traduce en "matrimonio de derecho consuetudinario", 25% de niños nacen fuera de matrimonio, pero los padres solteros y sus hijos todavía se llaman una familia. El sistema legal burgués asegura que más que cambian las cosas, más que quedan como antes.

Aunque la evolución misma del capitalismo haya debilitado la familia como la unidad básica de socialización, no puede avanzar más allá que la familia. Hacerlo significaría la creación de una sociedad comunal donde las mujeres no serían más la propiedad de sus maridos, pero donde los niños no serían más la propiedad de sus padres sino la responsabilidad de la comunidad entera, (y por esto no queremos decir el Estado). En un sentido muy real, la liberación de las mujeres tiene conexión indisoluble con la creación de una sociedad comunista y la liberación de la clase obrera entera.

Nada de esto significa que la discriminación contra las mujeres por los jefes, o las actitudes anticuadas de unos obreros pueden ser aceptados como temas marginales que pueden ser resueltos "después de la revolución." La unidad de clase demanda que las mujeres tomen un papel completo en la lucha de clases. Esto no es un tema para las obreras sino para todos los que trabajan. Un movimiento de clase no puede construirse bajo la suposición que la clase obrera es, esencialmente masculina (cuando hoy la mitad de la fuerza de trabajo consiste de mujeres), que hay trabajos para hombres (tiempo completo, pagados mejor, que valen la pena defender). Las huelgas para salarios iguales para mujeres empleadas como fuente de labor barato, por ejemplo, son tanto una parte del movimiento de clase como cualquier otra lucha de obreros para defenderse.

Esto no tiene nada que ver con el feminismo. Ignorando las divisiones de clase y haciendo la pregunta en términos de la actitud de los hombres en general hacia las mujeres en general, el feminismo esconde los antagonismos de interes entre las mujeres burgueses y las proletarias. Los pasos llamados progresivos, como la abertura de los salones de conferencia de las compañías a las directoras no son ningún paso adelante para las obreras. Igualmente, recurrir a los abogados y la legislación de salarios iguales no tiene sentido para la mayoría enorme de las obreras cuyos trabajos no se cubren por estas leyes.

En cuanto a la organización revolucionaria, tiene que tomar todos los pasos necesarios para asegurar la participación más completa de tantas mujeres como es posible dentro del movimiento comunista. No quiere decir que apoyamos la organización separada de mujeres dentro del partido comunista, mucho menos que los miembros femeninos se aparten para tratar exclusivamente con los llamados "temas femeninos" como la salud y el cuidado de los niños. Lo que quiere decir es que las mujeres que de verdad quieren ver un cambio revolucionario de la sociedad, encuentran en la organización comunista el medio mejor para trabajar hacia este fin.

Amigos falsos

Los peores enemigos de la clase obrera son los que pretenden ser sus amigos. Impiden una pelea contra el capitalismo por medio de conducir los obreros en callejones sin salida. En lugar de pelear sus propios intereses, la clase obrera termina por pelear por parte de una facción del capital.

Los sindicatos

Los sindicatos nunca han sido revolucionarios. Comenzaron la vida cuando los obreros en ciertas ocupaciones se juntaron para pelear para condiciones mejores. Al principio prohibido y atacado por la fuerza completa del Estado capitalista los sindicatos alcanzaron lentamente el reconociemiento legal por los sacrificios y la solidaridad de la clase obrera. Bajo el imperialismo han tenido la tendencia a hacerse parte del aparato de planificación del Estado capitalista. Son capaces de este papel porque su función es vender la fuerza laboral de los obreros por las negociaciones con los patrones. Esto solamente tiene sentido dentro del cuadro de la economía capitalista nacional y por esto defienden esta economía.

Durante la Primera Guerra Mundial los sindicatos, como sus maestros políticos socio-democráticos, apoyaron activamente a los imperialistas de cada país. Declararon "la paz social" y cooperaron en implementar los acuerdos contra las huelgas. También aceptaron la militarización del trabajo, la dilución, aceleraciones de producción, la extensión de la jornada de trabajo y cortes de salario.

Desde 1914 no sólo ha sido durante los periodos de guerra imperialista o la lucha abiertamente revolucionaria que los sindicatos han demostrado su valor al capitalismo. Empezando desde su posición de los supuestos representantes de la clase obrera pueden vender la "reformación"(desempleo), acuerdos de salario "realísticos" (por lo general incluyendo cortes de salario) el llamado "trabajo flexible" (ninguna seguridad de trabajo), y etc, en los intereses del "realismo económico". Siempre han sido los sindicatos (y sus agentes en el lugar de trabajo) quienes gritan con más fuerza por el proteccionismo y controles de importaciones "para salvar sus trabajos". Tales llamadas son la política justa durante tiempos de paz de los que apoyan la idea nacionalista detrás de las guerras imperialistas.

Confrontados por los obreros en lucha los sindicatos tienen su propia agenda e intentan controlar la lucha. Dividiendo las huelgas sección por sección o industria por industria, desarmando y confundiendo la lucha por medio de "paros" de una hora o "días de acción"; usando balotas como pretextos para períodos de enfriamiento; cuidando sus fondos en lugar de actuar fuera de la ley para defender a sus miembros; impidiendo las asambleas en masa; isolando las luchas y condenando las acciones en solidaridad, el aparato sindical intenta asegurar que la clase obrera no ponga desafío a los ataques de los patrones.

Los que argumentan que todo lo que necesitamos hacer es cambiar el liderazgo para cambiar los sindicatos no comprenden que es la función de los sindicatos hoy en día más que su liderazgo que determina su politica reaccionaria. Deben preguntarse porque adn los miembros de los sindicatos del lugar de trabajo más militantes y honestos comienzan a transformarse mientras que suben el aparato del sindicato. Hoy en día los sindicatos existen más para la defensa de la burocracia que para la defensa de los trabajadores que pagan los fondos que raramente se emplean para apoyar a los huelguistas.

En cuanto a los que urgen la formación de nuevos "independientes", "rojos", o aún sindicatos "revolucionarios", mostraríamos que es imposible e utópico. Las organizaciones permanentes de trabajadores tiene que entrar en negociaciones con los capitalistas e aceptar diariamente la existencia continuada del sistema de explotación. Serían, en el mejor de los casos una copia de la historia de los últimos dos siglos. Ya no nos interesa la demanda capitalista de "un salario justo por un día de trabajo justo", nuestra demanda es lo que nos ha dado Marx hace casi 130 años: "abolición del sistema de salarios".

Para pelear sus intereses a largo plazo la clase obrera tiene que ir más allá que el cuadro de los sindicatos. Las huelgas, no los sindicatos, son las "escuelas de socialismo" de hoy. Pero sólo si unen a los obreros de sectores distintos, sólo si se dirigen por delegados en comités de huelga, elegidos y revocables por las asambleas de masa de los obreros. En este contexto la OOC apoya las demandas de todos los obreros que pelean contra los ataques capitalistas. Sin embargo, no convertimos estas demandas en un programa constante "mínimo", "reformista" o "transicional". Estas son trampas para esconder la debilidad actual de la conciencia de la clase obrera.

La tarea de las revoluciones en el período actual es demostrar concretamente una dirección alternativa para toda la clase obrera. Esto puede significar pelear una línea militante por donde quiera (incluso las reuniones de los sindicatos) donde la clase obrera se reune en masa. Esto significará peleando para elección en comités de huelga cuando las luchas están en progreso pero ningún revolucionario puede aceptar un puesto en las organizaciones capitalistas, y esto incluye los sindicatos.

Los comunistas toman un papel activo en luchas que tienen la potencia de ir más allá de los límites de batallas puramente económicas. Cuando sea posible, una vez terminada una lucha, tenemos que organizar a los obreros más militantes y potencialmente revolucionarios, en grupos políticos conectados con el programa revolucionario. De esta manera podemos mantener vivas las chispas de conciencia en los distintos lugares de trabajo hasta la próxima ola de lucha. Esto no significa el reformismo, por el contrario, demuestra una lucha explícita por el poder político.

El movimiento laborista

El Partido Laborista de Bretaña nunca ha sido socialista. Fue creado a inicios del siglo para dar una voz a los sindicatos en el Parlamento. El Partido Laborista se juntó con la Segunda Internacional (ya llamado sencillamente la internacional socialista) donde se queda hoy en día. Esto reflejó las prácticas reformistas que tuvo en común con los partidos Socio-Democráticos del continente. Estos partidos tuvieron un programa "minimo" de reformas, y, a diferencia del Partido Laborista, un compromiso formal al "programa máximo" de la Revolución, pero en su práctica, el programa minimo obscureció el programa máximo.

Una practica de buscar reformas dentro de un Estado nacional conduce a la identificación con este Estado donde el papel de la clase obrera se reduce a presionar su propio Estado.

Como todos los partidos que quedaron dentro de la Segunda Internacional, el Partido Laborista no se opuso a la guerra imperialista de 1914. Sus sindicatos proclamaron una tregua nacional e implementaron los acuerdos contra huelgas en apoyo de la guerra. Desde aquí, las organizaciones de la Internacional se han demostrado instrumentos fieles de la clase capitalista. A pesar del hecho que muchos siguen a tener ilusiones hacia ellos, en ningún sentido representa ya los intereses o la política de la clase obrera. En Alemania, la verdadera naturaleza de clase de la Socio-Democrácia se demostró más cuando fusilaron a miles de obreros revolucionarios para preservar la Republica Weimar en 1919-23. El Partido Laborista en Bretaña y los sidicatos fueron contentos de preservar la autoridad del Parlamento por medio de terminar la Huelga General de 1926.

No es un accidente que los gobiernos Pos-Guerra Laboristas han roto las huelgas con el uso de tropas doce veces más que los conservadores. Como el ala izquierda del capital, tienen un papel indispensable de dirigir al Estado durante los tiempos de fuerte lucha de clase, (por ejemplo 1974) pretendiendo ser un partido obrero. Durante los tiempos de paz entre clases, fornecen la ilusión que los obreros tienen una selección durante las elecciones. Son la última defensa del capitalismo y no es posible convertirles al campo proletario.

El estalinismo, el trotskyismo, el maoismo

La revolución Rusa se perdió mucho tiempo antes de Estalin se hiciera el líder único de la USSR en 1928. Esto fue el año en que adoptó la política de Trotsky de 1923 de un aumento imenso de la explotación de la clase obrera (la llamada acumulación primativa socialista).

Estalinismo no fue el resultado lógico de la Revolución pero un rompimiento total con sus esperanzas y aspiraciones. En lugar de la libertad de la clase obrera, Estalin (o mejor dicho, la clase capitalista reconstituyéndose, cuyo agente fue) desarrolló una dictadura de Partido de una ferocidad sin precedente. En lugar del comunismo, desarrolló la forma más explotativa del Capitalismo Estatal, y en lugar de la revolución internacional nos dió la necedad del "socialismo en un sólo país". Todo lo que fue pasado por capitalistas del occidente y del Estado Soviético como el "Comunismo". Todavía representa una de las victorias ideológicas más grandes del capitalismo hasta la fecha.

La lucha de Trotsky en contra de la degeneración de la Revolución Rusa siempre fue debilitado por el hecho que consideró que el capitalismo Estatal fue el Comunismo y que el Partido Comunista fue la única arena de la política Revolucionaria. Trotsky aceptó también los cuatro primeros congresos del comintern como revolucionarios, aceptando fatalmente la idea que la Socio-Democracia es una corriente obrera con cual fue posible hacer negocios (la llamada "Frente Unida").

Después de su exilio de la Unión "Soviética", las consecuencias reaccionarias de esto se hicieron evidentes cuando en 1935 urgió que sus seguidores entrasen los Partidos Socio-Democráticos. Esto fue el origen de la política de entrada ya seguida por las corrientes como Workers' Power y Socialist Organiser y fue la política de todos los grupos antecedentes de los grupos Troskyistas de Bretaña (SWP, Militant Labour y todos los grupos que surgieron del viejo Workers Revolutionary Party).

Trostky y sus seguidores también tomaron y desarrollaron las confusiones del Comintern temprano en cuanto al anti-imperialismo y la auto-determinación nacional. La totalidad de estas posiciones anti-revolucionarias resultó en que los Trotskyistas se declararon por un lado en varios conflictos locales imperialistas (La guerra civil de España, la invasión de Etiopia por parte de Italia, China y Japón) conduciendo a la Segunda Guerra Mundial.

La naturaleza contra-revolucionaria de estas políticas fue codificada y aumentada en el Programa Transitorio (4) de 1938. Básicamente, esto fue un retorno a la idea del programa mínimo de la socio-democracia antes de 1914. Significa que los Trotskyistas ya creen que una serie de demandas reformistas puede producir de alguna manera la conciencia revolucionaria. Total, es una política que se apoya en la manipulación y asume que la clase obrera nunca alcance la conciencia comunista por sus propias luchas.

Hoy en día, el Trotskyismo representa nada más que otra corriente del capitalismo Estatal que tiene que ser atacada de una manera sistemática por todos que se consideran revolucionarios internacionalistas. Aunque las corrientes Trotskyistas, Estalinistas y Maoistas tienen sus diferencias, todos constituyen lo que se llama la Izquierda Capitalista Estatal. A pesar de sus diferencias, toda la Izquierda burgués apoya frentes unidos con la burguesía, luchas de liberación nacional contra la clase obrera y antes la mayoría pretendieron que la USSR fue un Estado obrero o socialista (no importa el grado de su "degeneración"). Todos estos elementos significan que estas corrientes son el enemigo del proletariado revolucionario.

Las tareas de los revolucionarios

Hoy, la tarea que enfrentan las organizaciones de los obreros es más grande que nunca. La dominación de la ideología burgués significa que hay una diferencia evidente entre la clase obrera en total y las minorías revolucionarias. La clase obrera está más desunida y confundida que en cualquiera otra etapa de su historia. A la vez, enfrentamos a un enemigo internacional monstruoso con la acumulación más grande de riqueza y poder de la historia. Hoy los capitalistas financieros internacionales han aprendido también del pasado. Conocen cada trampa para dividir la clase obrera para mantener su sistema podrido. Pero no pueden resolver las contradicciones materiales del capitalismo. La creciente barbaridad del capitalismo en la época del imperialismo es la base material por su derrumbamiento eventual por una clase obrera consciente de la necesidad de un sistema mejor.

La tarea básica de los revolucionarios es trabajar dentro de la lucha diaria de la clase obrera para la posibilidad de este sistema mejor basado en el programa comunista. Cuando los obreros se hagan concientes de su fuerza colectiva, aprenderán a confiar en sí mismos en las luchas, en lugar de confiar en los otros. Los revolucionarios tienen que ser parte de estas luchas, declarando que el camino al éxito sólo puede ser que los obreros se organizen en asambleas de masa para extender la lucha tanto como sea posible.

Donde sea posible, los revolucionarios tienen que tomar los primeros pasos prácticos para conseguir esto. Pero como ya hemos dicho, las victorias en la lucha económica sólo pueden ser temporanéas. La emancipación de la clase obrera requiere una lucha política para el poder. Los comunistas tienen que criticar sin piedad y exponer a las organizaciones capitalistas que intentan desviar la lucha de clases en un terreno seguro para el capitalismo.

La revolución

La clase obrera no puede ganar el poder político por medio de votar una mayoría en el Parlamento. En primer lugar, sería una "ilusión" de "idiotismo parlamentario" (Marx) creer que la clase dirigente permitiría la legislación del socialismo. Además el Parlamento es sólo una hoja de parra que cubre la verdadera dictadura burgués sobre la sociedad. Los verdaderos órganos de poder en las sociedades capitalistas democráticas se encuentran fuera del Parlamento en la burocracia estatal, sus fuerzas de seguridad y los que controlan los medios de producción. El parlamento ya no es "el comité ejecutivo de la clase dirigente". Es más útil para la burguesía como el método de dar la ilusión que las elecciones fornecen un escogimiento en la sociedad capitalista. En el colegio electoral, separada de la conciencia de sus intereses colectivos, los trabajadores pueden escoger a cúal de las facciones capitalistas quieren someterse.

Las experiencias de la comuna de Paris 1871 y las Revoluciones Rusas a principios del siglo muestran que los obreros no pueden utilizar la máquina Estatal ya existente. Primero tienen que destruirla y erguir su propio semi-Estado para suprimir todas las condiciones sociales que producen la dominación de clase. La forma descubierta históricamente de esta "dictadura del proletariado" son las juntas proletarias (sovietes) que consisten de delegados mandados, que a diferencia de los Miembros de Parlamento Capitalistas no representan falsamente un distrito electoral por cinco años sin miedo de ser revocados. Cada delegado puede ser revocado instantáneamente y substituídos por los obreros que les escogen. Pero las formas de la dictadura del proletariado no bastan para permitir la sobrevivencia del poder proletariado. La claridad política y la extensión internacional de la revolución son los fundamentos de la victoria.

Si la clase obrera es insegura de la necesidad de suprimir la clase enemiga y permite que esa clase mantenga su estructura Estatal, pues será necesario llevar una batalla política dentro, y si tiene que ser, fuera de los sovietes para la destrucción total de los capitalistas y sus organizaciones políticas.

Si la clase obrera sigue con ilusiones de auto-administración en una escala local, donde cada lugar de trabajo produce todavía las comodidades para cambiar, los comunistas tienen que demostrar que esto también significa la competencia, la renovación de desigualdades entre ellos, la subordinación de los obreros de las unidades de producción más débiles a los obreros de las más fuertes, la continuación de la producción para hacer ganancias no para satisfacer las necesidades, y la persistencia de la clases.

La revolución tiene que extenderse por todo el mundo. Dondequiera los capitalistas tengan el poder, intentarán destruir los logros de la clase obrera. Más importante, sin el Comunismo Mundial, la institución de la producción completa para satisfacer necesidades sería imposible. Un lugar liberado será dependiente de los recursos de afuera. Estos tomarían la forma de comodidades que, aunque si los capitalistas tuvieran ganas de fornecerlos, tendrían que ser pagadas, y serían sujetas a los caprichos de los mercados capitalistas.

Esto sería un obstaculo a la planificación de la producción por los productores para la satisfacción de la necesidad humana.

La sociedad de transición

La abolición mundial del capitalismo no puede ocurrirse todo a la vez, pero tan pronto que la clase obrera tome el poder en cualquier lugar, una sociedad de transición entre el capitalismo y el comunismo se pone en marcha.

Hasta que sea posible y consistente con la sobrevivencia del poder político proletariano, la producción para el intercambio puede ser abolida. En su lugar, los productores mismos planificarán la producción basada en las necesidades de la sociedad.

Los sectores no-proletariados, incluso los capitalistas, dejarán de ser dueños de la propiedad. Así serán integrados en el proceso colectivo de producción y después en el aparato social de tomar decisiones. Al grado de que se hace esto, la necesidad de suprimir al enemigo viejo de la clase desaparecerá y la sociedad de sovietes perderá su carácter de clase, el Estado se marchitará.

Cuando la producción completa para las necesidades haya sido instituído mundialmente, la época de una historia verdaderamente humana se abrirá, la época "de cada uno según su capacidad a cada uno según su necesidad".

La Organización De Obreros Comunistas

(1) Los poderes económicamente más poderosos, que, por razones históricas, dominan el mercado mundial.

(2) Quiere decir económicamente marginal a la acumulación global del capital. Esto no es un concepto geográfico.

(3) La primera siendo antes de la Primera Guerra Mundial, la segunda entre las dos guerras mundiales imperialistas.

(4) El Programa de Transición fue el documento fundamental de fundación del Cuarto Internacional Trotskyista. Todas las corrientes Trotskyistas son las descendientes políticas de la conferencia de fundación de 1938.