La Crisis No Va A Desaparecerse

Segundo Editorial de Revolutionary Perspectives 05

Nuestro último número de junio 2014 apareció como la burbuja de los precios mundiales de productos básicos alcanzó su punto máximo y se habló mucho del hecho de que a finales de 2014 esa burbuja bien y verdaderamente se ha estallado. Como sugerimos en nuestro artículo sobre el petróleo y el imperialismo en este número las consecuencias serán más que económicas. Sin embargo 2014 fue también el año en el que “El capital en el siglo XX1” de Thomas Piketty fue aclamado como el libro financiero del año a pesar de la andanada inicial de ataques fulminantes sobre su erudición (que parecen haberse marchitado). Ahora los economistas capitalistas "ortodoxos" se apresuran a apoyar su conclusión más importante - que el capitalismo, tal y como dijo Marx, se nutre de la desigualdad. Piketty diferencia de Marx en que el autor de Das Kapital encuentra el mecanismo contradictorio del capitalismo que dio lugar a crisis periódicas firmemente en el proceso de producción (como argumenta nuestro artículo en respuesta a Gilles Dauvé en esta edición) mientras Piketty analiza la distribución desigual de la riqueza que se deriva de eso. Mientras que Marx trató de revelar las leyes fundamentales del sistema que no eran fáciles de descubrir, Piketty se centra en el fenómeno superficial de la riqueza diferencial para la que hay océanos de estadísticas.

Lo que ha hecho tan candente el tema de la desigualdad es la clara evidencia de que desde que la burbuja especulativa se estalló en 2007 la disparidad de riqueza entre los más ricos del mundo y el resto de nosotros se ha multiplicado. Mientras los salarios de los ejecutivos son 180 veces el salario medio, los salarios de todos los trabajadores han caído un 8% en Reino Unido y en la estimación más optimista no alcanzarán los niveles de 2007 hasta 2019. Sin embargo, Piketty, y otros, han mirado el tema histórico más amplio. Señalan que después de 1945 gracias a las luchas de los trabajadores y la necesidad de evitar la lucha de clases en la Guerra Fría, los Estados occidentales introdujeron pagos de asistencia social y en algunos casos un plan de salud estatal. Durante el boom de la posguerra se hicieron cada vez más capaces de financiar una red de seguridad social más amplia. Esto redujo la desigualdad. Sin embargo, cuando el boom de la posguerra terminó en 1971-3 el Estado se vio obligado a renegar un poco de esto. Al principio los trabajadores organizados en grandes lugares de trabajo fueron capaces de resistir a los primeros intentos de hacerles pagar la crisis y a mediados de la década de 1970 incluso alcanzaron empujar la parte de los ingresos nacionales que va a los trabajadores a niveles récord. En este punto la burguesía simplemente imprimía dinero y acumulaba un déficit para comprar la lucha. Sin embargo, como la crisis empeoraba con la inflación y el desempleo a la vez el consenso keynesiano de la clase dominante se derrumbó al igual que la resistencia de la clase obrera bajo los golpes de martillo del desempleo masivo. Como consecuencia los salarios de los trabajadores como porcentaje del ingreso nacional se redujeron de más del 60%, cuando la crisis golpeó al inicio de los años 70, al 53% cuando la burbuja se estalló. Hoy en día está más cerca de 50%. En el cuadro histórico más amplio la disparidad en la riqueza ha vuelto a lo que era en 1920 y más austeridad está por venir. Un millón de empleos en el sector público tienen que desaparecer en el próximo Parlamento para reducir el déficit y los dos grandes partidos se han comprometido a hacer precisamente eso. Gane quien gane las elecciones (este mayo en el Reino Unido), el futuro es sombrío para la clase obrera.

Entre los economistas hay muchas razones para retorcerse las manos, ya que pueden ver que la continuación de la austeridad tendrá consecuencias tanto sociales y económicas que ponen en peligro la existencia misma del capitalismo. Cero o poco crecimiento significa que la deuda del mundo seguirá creciendo astronómicamente y personas con contratos de trabajo de tiempo parcial, cero horas y cada vez más precarios no tienen nada que perder. Temen que la alienación política y económica dé lugar a la caída del sistema. Y en verdad ninguno tiene una solución a la crisis. Algunos sugieren gastar dinero en infraestructura como una inversión en el futuro, mientras que crea puestos de trabajo a corto plazo, pero el resultado de este tipo de proyectos es incierto. En el New Deal de Roosevelt los EE.UU. gastaron millones de dólares para tratar de poner en marcha la economía (1933-6), pero la crisis aún regresó en 1937. Fueron sólo los preparativos de la Segunda Guerra Mundial y el rearme que realmente permitieron la recuperación de los EE.UU. (y gran parte de Europa).

Y al fin y al cabo fue solamente la devaluación masiva de capital en la Segunda Guerra Mundial que permitió que comenzara un nuevo ciclo de acumulación (el boom de la posguerra). Hemos estado en una era de bajo crecimiento permanente desde 1973 y sólo las diversas intervenciones del Estado capitalista han gestionado esta crisis global. Lo han intentado todo, desde la financiación del déficit al neoliberalismo, de la nacionalización a la privatización, de la congelación de los salarios a la desregulación. Han desmembrado industrias viejas y la han reemplazado con una revolución de microprocesador que a diferencia de las revoluciones tecnológicas anteriores no ha resultado en nuevas industrias (de hecho ha reducido empleos). Hemos tenido la globalización y la financiación como el capitalismo ha perseguido las ganancias mediante la extracción de más y más valor de los trabajadores pagados cada vez menos. Y para el colmo, el capitalismo globalizado nos dio un boom especulativo largo que terminó en un colapso financiero en 2008. Los economistas nos dijeron en todas las etapas que el sistema se corregiría. Hoy ellos murmuran que tal o cual micro-política podría funcionar, pero son casi tan desacreditados como los banqueros. El mismo Piketty dice que la única solución es un impuesto sobre el patrimonio permanente además de un impuesto sobre ingresos progresivo que llega al 80% para los ingresos más altos. Admite que políticamente esto es utópico como la clase dominante nunca aceptará tal disminución de sus ingresos. Podríamos argumentar que no va a funcionar mejor que los demás regímenes neo-keynesianas que rechaza correctamente.

La necesidad verdadera del capital es una devaluación masiva de los valores actuales. Sin embargo ningún capitalista está preparado para que esto suceda a su propio capital, pero son muy contentos de verlo suceder a sus rivales. Y esto está detrás de los actuales encuentros imperialistas de Ucrania al Pacífico. La mejor solución es la guerra capitalista. La única alternativa es que el gigante dormido de la clase trabajadora del mundo vuelve a comenzar a luchar por sus propios intereses. La aceptación de la austeridad no es sólo un inconveniente a corto plazo, pero es probable que se lleve a peores consecuencias a largo plazo. Si los capitalistas imponen su agenda en el mundo, entonces la humanidad misma se verá amenazada.

Pero la lucha contra la austeridad es sólo el comienzo. Sólo una clase obrera consciente que se ha reagrupado y reorganizado políticamente con un programa revolucionario claro puede interponerse en el camino del capitalismo. Esto significa que tenemos que aprender de nuestro propio pasado. Esta es la razón por la que la publicación de las reflexiones de Onorato Damen sobre el fracaso político de los revolucionarios italianos para fundar un Partido Comunista en el Congreso de Bolonia en 1919 no es un simple acto de homenaje ni un pedazo de nostalgia histórica. Es parte de nuestra contribución a la lucha teórica para una nueva organización internacional de la clase obrera mundial. Como mostró 1919, incluso una clase extremadamente militante no puede ganar a menos que se da las herramientas adecuadas. Sólo mediante la comprensión de nuestras derrotas pasadas vamos a preparar el camino para una futura victoria contra un sistema que sólo trae la explotación, el terrorismo, la pobreza y la guerra.

Wednesday, January 28, 2015