Kazajistán: ¿la clase obrera intenta recuperar su voz?

El 2 de enero, en respuesta a un aumento rápido en los precios de gasolina, surgieron manifestaciones y bloqueos en la ciudad petrolera de Zhanaozen en la provincia de Mangystau, en Kazajistán occidental. La revuelta ahora se ha expandido por todo el país, incluso Alma Ata, la ciudad más grande del país, y Nur-sultán, la capital.

Todo esto ha obligado al presidente actual, Kasim-Yomart Tokaev, a despedirse de su gabinete, declarar un estado de emergencia, y anular el aumento en los precios de gasolina (por seis meses). No obstante, los disturbios siguen. Ahora Tokaev ha tildado los manifestantes como “bandidos” y “terroristas”, con tal de tener un pretexto para llamar las tropas de la alianza OTSC (Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva) dirigida por Rusia como una fuerza para “mantener la paz”, y ha dejado claro que la fuerza letal será utilizada para recuperar el orden.(1)

Debido a un apagón de internet impuesto por el estado, se hace difícil conseguir información precisa sobre la situación mientras se va desenvolviendo. Pero hasta ahora docenas de manifestantes han sido asesinados por el estado.(2)

Tokayev es el sucesor elegido de Nursultán Nazarbáyev, el ex primer ministro de la RSS de Kazajstán y el primer presidente de Kazajstán, quien, a pesar del colapso del Bloque del Este, ha seguido gobernando Kazajstán entre bastidores hasta ahora. Al igual que otros antiguos satélites de la URSS, el ahora formalmente independiente Kazajstán ha ido renovando gradualmente su industria de propiedad estatal al sector privado. Sigue vinculado económica y políticamente a Rusia, pero de acuerdo con su política exterior “multivectorial”, ha permanecido abierto a inversiones de China, EE. UU. y la UE. Nazarbáyev ha podido asegurar un grado de paz social relativa durante las últimas tres décadas, en gran parte financiada por las reservas lucrativas de petróleo, gas, carbón y uranio del país.

Desde 2015, el gobierno ha estado llevando a cabo una reforma dentro del mercado de combustibles y, a principios de 2022, ha completado la transición al comercio electrónico de GLP (gas licuado del petróleo), eliminando los limites estatales a su precio. Se suponía que esto abordaría la actual escasez doméstica de GLP (utilizado por la mayoría de los kazajos para impulsar sus automóviles), pero a su vez duplicó su precio de la noche a la mañana en las bencineras de todo el país, lo que provocó el desafío más serio al régimen desde la independencia del país.

La actual oleada de protestas comenzó en Zhanaozen. Esto es importante porque fue en esta ciudad donde en diciembre de 2011 el régimen mandó la policía para sofocar una serie de huelgas de trabajadores petroleros que exigían aumentos salariales. Según fuentes oficiales, al menos 16 trabajadores fueron asesinados durante la represión de estas huelgas, aunque el número real probablemente sea mucho mayor. Escribimos sobre eso en aquel momento.(3)

Más recientemente, los bajos salarios, la inflación y el desempleo, exacerbados por la pandemia, han llevado a un creciente malestar laboral en la región, hasta el punto de que “en la primera mitad de 2021, hubo más huelgas en Kazajistán que en todo el período 2018 a 2020.”(4) No sorprenderá entonces que después de que comenzaron las protestas actuales, “en la noche del 3 al 4 de enero, comenzó una huelga salvaje en las empresas petroleras de Tengiz,” que desde entonces se ha extendido a las regiones vecinas.(5) Hay videos de trabajadores saliendo y espontáneamente formando asambleas de masas. En los mercados internacionales ya existen preocupaciones sobre cómo esto afectará la exportación de petróleo y de uranio mineral. Pero el apagón de Internet hace que sea aún más difícil averiguar lo qué está sucediendo exactamente en las calles y qué tan generalizadas realmente son estas huelgas.

Lo que estamos viendo es sin duda otra manifestación de la crisis global de un capitalismo atrofiado. Esta crisis lleva ya años e involucra mucho más que los precios del gas. Las protestas son una respuesta al empeoramiento de la situación de la clase trabajadora, todo en un país en que “162 personas tienen más de $50 millones en el valor concentrado de su riqueza, lo que equivale a alrededor del 50% de la riqueza total de la población”.(6)

El movimiento está asumiendo formas políticas y ya se plantean otras demandas, entre ellas la “rebaja de los precios alimentarios, remediar el desempleo, solucionar la escasez de agua potable, la renuncia del gobierno y de las autoridades locales”.(7)

Es difícil no ver las semejanzas con la situación actual de la clase obrera en Irán, donde desde junio alrededor de 100.000 trabajadores de la industria petroquímica han estado en huelga, en respuesta a salarios y condiciones pobres, la militarización del trabajo, la propagación descontrolada de Covid-19, que golpea más a los trabajadores, y una sequía inducida por el cambio climático que ha provocado disturbios por la escasez de agua. Hemos estado cubriendo esta agitación obrera para la segunda mitad de 2021, donde los trabajadores están demostrando excelentes capacidades de liderazgo para dirigir su lucha.(8)

Los problemas que enfrentan los trabajadores en Kazajstán, por lo tanto, no son exclusivos a este país y son compartidos por los trabajadores en de todo el mundo, quienes también comparten la capacidad y, a veces, como vemos en Irán, la voluntad, de contraatacar como clase.

Las concesiones iniciales del gobierno parecen no haber funcionado según lo previsto, por lo que ha recurrido a lo que mejor sabe hacer: la fuerza bruta. En un discurso televisivo a “la nación” el 7 de enero, Tokaev lo dejó muy claro:

Aquellos que no se rindan serán eliminados… Las fuerzas del orden y el ejército han recibido mi orden de disparar a matar sin previo aviso.(9)

Como en Bielorrusia(10) – o de hecho muchas de las otras revueltas de los últimos años – lo que estamos viendo aquí es un movimiento en que la clase obrera juega un papel clave pero en que no está al mando. Antes de que el movimiento en Bielorrusia se ahogara en represiones, advertimos:

Como suele ser el caso, las razones materiales que obligaron a los trabajadores a salir a la calle están vinculadas al recrudecimiento de la crisis económica, a las condiciones precarias de vida y de trabajo. … En ausencia de un programa comunista arraigado en los sectores más conscientes del proletariado (lo que en sí mismo no garantiza que la clase misma pueda superar la desorientación en la que la ha dejado el estalinismo y el sistema post-estalinista) la clase obrera es presa de los ideólogos profesionales desplegados por la burguesía para proteger sus intereses. Una vez logrado esto, nuestra clase solamente se enfrenta a una represión abierta y brutal.(11)

Entonces, como siempre, tenemos que repetir: “sin el partido revolucionario, toda revuelta se agotará dentro del sistema”.

Si la clase obrera no logra presentar su propio programa y organización, seguramente otras fuerzas llenarán el vacío: ya sean liberales o nacionalistas. Es nuestro deber como militantes comunistas tratar de resaltar ejemplos de militancia de la clase obrera como la que estamos viendo en Kazajistán, y tratar de conectarnos a los trabajadores en Kazajstán con un mensaje que rechace la subordinación de la clase obrera a otros partidos, y que llame a la clase trabajadora para actuar independientemente como una clase para presentar su propio programa.

Esto es necesario para que, en la futura lucha global de nuestra clase, seamos capaz de aprovechar el momento con audacia, en lugar de ser víctima de la represión y las maquinaciones cínicas de la burguesía.

¡Solidaridad a la clase trabajadora de Kazajistán y de todos los países!

Felix (IWG) y Dyjbas (CWO)
7 de enero de 2022

Notas:

Foto de: youtube.com

(1) theguardian.com

(2) abcnews.go.com

(3) leftcom.org

(4) thediplomat.com

(5) lefteast.org

(6) assets.kpmg

(7) lefteast.org

(8) leftcom.org

(9) ft.com

(10) leftcom.org y leftcom.org

(11) leftcom.org

Tuesday, January 11, 2022