Crisis Económica, Guerra y Revolución

A pesar de todos los ruidos optimistas que emanan de los políticos capitalistas su sistema económico está en problemas graves. Además, las opciones que se les ofrecen son tan limitadas como lo han estado desde el Wall Street Crash. En términos económicos marxistas el problema es que la composición orgánica del capital es demasiado alta para la inversión rentable. [1] De todos modos, los bancos no pueden y no prestan. Están demasiado ocupados devorando el dinero que el gobierno imprime para sacarlos del agujero de la deuda en el que han estado desde que descubrieron los "activos tóxicos". Aún así no hay escasez de dinero disponible. El problema es encontrar un lugar para invertirlo de forma rentable. Al parecer, las empresas de gestión de inversiones, como Pimco etc, tienen entre sí $79.3 trillones en efectivo. Esto hace parecer pequeña la deuda pública global de todos los gobiernos del mundo (actualmente es de aproximadamente $54 trillones, pero sigue creciendo mientras escribimos). La mayor parte de esta deuda soberana ha sido adquirida para salvar al sector financiero, que se entregó a la especulación imprudente en la década y media antes del estallido de la burbuja en 2007 Ahora la clase obrera de todo el mundo se enfrenta a los intentos del gobierno para derrocar al público la deuda a través de la austeridad. Pero esto ha sido hasta ahora en vano. La deuda global sigue aumentando y la economía mundial está, en gran medida, estancada. En el pasado era posible acumular la deuda porque el crecimiento futuro haría el dinero para pagarla. Esto no está sucediendo. Nuestros gestores de activos financieros están sentados sobre montones de dinero en efectivo sobre el que no pueden obtener mucho rendimiento. Desde 2007 se han especulado en monedas, en productos primarios (especialmente la agricultura) y en las llamadas economías en desarrollo, pero las tasas reales de rentabilidad son escasas. La razón principal por la que los mercados de valores están haciendo bien es porque ellos están financiando las fusiones de empresas. Tales fusiones significan inevitablemente más deuda y despedir a la gente para aumentar las ganancias. El resultado es una economía global en estancamiento. Al comentar sobre esta tasa baja de rendimiento del capital invertido, el año pasado James Mackintosh incluso parecía ver virtud en el análisis marxista

La mayoría de los inversores ... probablemente estarían dispuestos a descartar la idea de que una guerra mundial o revolución comunista destruyan sus inversiones en las próximas décadas, así que un promedio histórico mundial pueden ser mucho más bajo de lo que estarían en condiciones de asumir.

Financial Times 14 de marzo 2013

Y de hecho aquí está adonde el capitalismo ha llegado. La composición orgánica del capital es demasiado alta para que cualquier medida significativa pueda elevar la tasa de ganancia y poner el sistema en marcha otra vez. Lo que se necesita es una devaluación masiva en una escala no vista desde la Segunda Guerra Mundial. Básicamente hemos estado 40 años en un período de estancamiento relativo al final de este ciclo de acumulación y la clase capitalista ha utilizado todas sus herramientas para tratar de revivir la acumulación sin recurrir a la guerra total imperialista o provocar la revolución de la clase obrera. Pero hoy en día la situación es diferente. La burbuja especulativa fue la última carta que tenía que jugar. Su estallido en 2007 ha puesto la historia del mundo en un camino diferente.

Su resultado exacto es, por supuesto, una cuestión abierta. La alternativa histórica de la guerra y la revolución puede ser la única posible, pero no estamos en la cúspide de cualquiera en la actualidad, por lo que nuestros inversores pueden relajarse y tomar su 1% durante algún tiempo todavía. Sin embargo, las tensiones crecientes internacionales desde las fronteras de la UE hasta el Mar Meridional de China a través de la crisis del Medio Oriente son todas indicaciones de que los imperativos imperialistas nunca desaparecen. Los peligros de una situación en la que el poder que dominó el mundo durante un siglo está experimentando en la actualidad las amenazas a su dominio de varias fuentes, pero sobre todo de China es una receta para más tensión. Al final de la Segunda Guerra Mundial un gobierno victorioso de EE.UU. estableció el marcador para el "siglo americano", que el PIB de los Estados Unidos debe ser igual a un 45% del poder de compra global. Según el Financial Times (17/7/14) esa cifra ha caído al 19,2%. Y cuando una potencia emergente siente que está siendo frustrado por las antiguas grandes potencias el margen de negociación se estrecha. Ya los EE.UU. han respondido a la política más agresiva de Beijing en el Mar Meridional de China con su "pivote asiático", que busca reforzar sus aliados asiáticos (en especial Japón y Filipinas). La consecuencia de esto ha sido la de desencadenar una carrera armamentista en la región. [2] La lección de la historia en el período previo a la Primera Guerra Mundial era que las carreras de armamentos sólo terminan en la guerra y esas guerras ,a menudo son iniciadas por las grandes potencias para apoyar a sus pequeños aliados, cuando es mucho lo que está en juego. Aún no estamos allí, pero debemos recordar que Engels predijo en 1887 que la próxima guerra sería de un carácter completamente diferente y mundial 27 años antes de que realmente estalló. Quizás estemos en una relación similar a la próxima.

Por supuesto, la otra mitad de la alternativa es la revolución de la clase obrera. Esto parece, a primera vista, estar aún más lejos. Después de décadas de reestructuración y la fragmentación de las viejas organizaciones de la clase obrera de todo tipo en los Estados capitalistas tradicionales, una gran parte de nuestra memoria histórica como clase se ha perdido. Sin embargo hoy en día hay 3,2 mil millones de trabajadores en todo el mundo y podemos ver desde China a Sudáfrica, que no son una mera categoría sociológica. Están luchando en contra de la tendencia de explotarlos cada vez más, lo que es la esencia misma de cómo el capitalismo siempre ha tratado a sus esclavos asalariados. Es también la razón por la que la lucha de clases nunca desaparece. [3]

Mientras algunos lloran por la desaparición del viejo movimiento obrero de masas de la socialdemocracia (en todas sus formas) no tenemos esos arrepentimientos. Como muestra el artículo en esta revista sobre la Primera Guerra Mundial y la Socialdemocracia, ese movimiento estaba plagado de oportunismo, racismo e imperialismo. A pesar de la conmoción provocada por su apoyo a la guerra imperialista en 1914 las señales estaban allí mucho antes de aquel momento histórico. Es una lección que tenemos que tener en cuenta. Hoy en día en los países capitalistas más viejos también estamos viendo la creación de una clase de trabajadores jóvenes educados que no pueden integrarse en el sistema que no sea a través de trabajo a medio tiempo precario de las cero horas. Sólo puede ser una cuestión de tiempo antes de que esto ayude a crear un movimiento anticapitalista más amplio del que existe en la actualidad. En la actualidad, los economistas serios reconocen que la austeridad tendrá que durar 15 años. 15 años de la disminución de los niveles de vida, incluso cuando la manejan de una manera inteligente como ocurre ahora, tiene que encontrar un eco. La clave será si se entienden las lecciones de la historia de la clase de trabajo, de nuestros fracasos y nuestros momentos de éxito. Nuestro mayor éxito ha sido el descubrimiento de los consejos de trabajadores como herramientas de organización que no sólo permiten que cada uno y todos participen activamente en el proceso de toma de decisiones en la sociedad, sino también conducirá en última instancia a la abolición del propio Estado y la institución de un verdadera sociedad comunista. Sin embargo esto no sucederá durante la noche como argumentamos en nuestro documento sobre el periodo de transición. La crisis después de la burbuja ha llevado otra vez al interés en lo que viene después del capitalismo y unos niegan que necesitemos un periodo de transición en absoluto. En esta revista examinamos tres teorías que pretenden que no hay necesidad de medidas de transición. Y finalmente, debemos estar conscientes de que cualquier movimiento hacia la Guerra generalizada es solamente el ataque final de los capitalistas contra nuestra existencia misma. Contra la agenda nacionalista que se levanta por todas partes, nuestra tarea y deber es oponerla con nuestra propia agenda; la guerra de clases para crear un orden mundial completamente distinto. Para nosotros, significa contribuir a la construcción de una organización política global, no como un gobierno en acecho (como siempre sostenía Onorato Damen), sino como un punto de concentración para los verdaderos anticapitalistas, capaz de llevar la lucha ideológica al sistema y contra todos sus apoyadores.

Editorial Perspectivas Revolucionarias 04

Notas

[1] Para la teoría detrás de esto, véase muchos de nuestros números anteriores. Sobre todo La tendencia de la disminución de la tasa de ganancias, la Crisis y sus Detractores “ en Perspectivas Revolucionarias número 62 Series 3(Verano 2012)_

[2] Véase “Rivalidad imperialista en el Pacífico” en Perspectivas Revolucionarias número 01 (Invierno-Primavera 2013)

[3] Véase “Recuperación: recuperación para quién?” en Perspectivas Revolucionarias número 03(Invierno 2014)

Tuesday, September 30, 2014